El abuso sexual es intolerable, ponle los 6 sentidos
miércoles, 30 de julio de 2008
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Etiquetas: crecimiento, prevencion
¿¿Tenemos lo que queremos??
lunes, 28 de julio de 2008
Tenemos:
Queremos:
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Etiquetas: crecimiento, crianza, reflexiones
Critica a la famosa Supernanny
martes, 22 de julio de 2008
No culpéis a la víctima
Crítica a "Supernanny"
Si un granjero cuida mal de sus animales, éstos enferman y todo el mundo comprende que aquél es el único responsable. Si un país o una empresa van mal, nadie lo atribuye a sus ciudadanos o trabajadores, sino sólo a la mala gestión de sus políticos y gerentes. Si un médico lesiona a su paciente, nadie responsabiliza sino al profesional inepto. Y así sucesivamente. ¿Por qué, entonces, tantos padres -autores fundamentales de la crianza y la salud psicológica de sus hijos- se empeñan en quejarse y acusar de "problemáticos", "malos hijos" o incluso "trastornados" a los críos que no se comportan como ellos (y la sociedad) esperan? Es el viejo truco de acusar a la víctima para eludir la responsabilidad de los propios errores. Y ello, además, con la frecuente complicidad de cierto tipo de psicología y psiquiatría -en realidad, mera pedagogía-, que se esfuerzan en dar una pátina de "objetividad" y "verosimilitud" científica a lo único que se pretende desde siempre: que los débiles se sometan a los fuertes .
Un ejemplo de esto puede verse en ese famoso e internacional programa televisivo llamado "Supernanny". Dándose por hecho que los niños tienen "un gran problema" (o, más bien, los padres con ellos), una "superniñera" -psicóloga de orientación cognitivo-conductista- enseña a los padres cómo manejar a esos "diablillos" para recuperar el "orden" familiar. Aunque es cierto que la superniñera ofrece algunos buenos consejos prácticos, tiende a minimizar, a mi juicio, lo esencial: el sufrimiento emocional de los niños (causa básica de sus conductas "inadecuadas") y los problemas emocionales (es decir, la neurosis personal) de los padres, fuente definitiva de sus continuos errores pedagógicos y del dolor de sus hijos. Si tales problemas paternos no se resuelven y ni siquiera se conciencian, ¿cómo puede esperarse que las recetas de la superniñera funcionen por mucho tiempo, o que los trastornos de los hijos no adquieran -por la represión que exigen tales recetas- formas más sutiles, profundas o graves? Todo lo que no resuelve, regresa.
Son evidentes las dificultades neuróticas de la mayoría de padres que aparecen en esos programas: inmadurez, frialdad emocional, debilidad, ansiedades, miedos, hostilidad, depresión, frustraciones íntimas, dependencia respecto a los propios hijos, etc. En tales condiciones, no pueden ofrecer atención, ternura, seguridad y paciencia a sus hijos, ni inspirar confianza y sana autoridad en éstos, de modo que los críos se sienten abandonados, desesperados y rabiosos, absorben todas las ansiedades y hostilidades de los padres, y el resultado son esos terribles berrinches, rebeldías y violencias que tanto escandalizan a todos. Esas conductas "inadaptadas" no son sino formas desesperadas de reclamar el cariño que anhelan y, a la vez, de descargar la ira por el daño que continuamente se les inflige. Es un angustiante círculo vicioso: cuanto más reclaman el amor, más se les escamotea; sólo quienes han sufrido este tormento saben a qué me refiero. El gran error de la superniñera es, en mi opinión, que, tomando partido por los adultos, pretende "domar" a los niños por métodos conductistas basados en última instancia en la dominación y el miedo (obligaciones, castigos, premios, etc.), en vez de obtener su obediencia y socialización a través de la gratitud que siente espontáneamente un niño bien amado. Porque un niño sano, en efecto, es dócil no porque tenga miedo consciente o inconsciente, sino porque se siente feliz y agradecido y, en consecuencia, acepta y respeta la autoridad parental, y le gusta colaborar con ella.
La pedagogía actual es cruel y chapucera precisamente por los mismos motivos: porque se empeña en ignorar los sentimientos humanos. Y muchos psicólogos modernos, increíblemente, se suman al error, pues creen que, como los sentimientos no se ven, no son "científicos", y si no son científicos... ¡no existen! Por ello, como el amor tampoco es científico, entonces es irrelevante -o al menos secundario- en asuntos de psicología y comportamiento humanos. Un monumental disparate que, naturalmente, sólo puede conducir a la universalización de la neurosis.
Pero el mundo adulto no sólo culpa y maltrata a los hijos para eximirse de sus propios errores, sino que, en otra vuelta de tuerca, comete un segundo error: sobreprotege, mima, malcría, educa con negligente pasividad a los niños. En realidad, los estafa: en vez de amarlos, les regala juguetes, objetos, privilegios, nocivos consentimientos, con lo cual se logran dos cosas: 1) los adultos alivian la propia conciencia o sentimiento de culpa por saberse egoístas o ineptos; 2) "tapan la boca" y reprimen la frustración de los niños -que quieren amor, no sucedáneos- con el argumento de "¿ves?, te queremos porque te regalamos todo lo que pides". El resultado serán jóvenes vacíos, narcisistas y resentidos y, en lo más hondo, autodestructivos.
Y es que, en suma, sólo hay algo peor que maltratar a alguien: negarlo, y prohibir a la víctima su legítimo derecho a replicar o defenderse. Aunque dicha prohibición sea por métodos tan refinados como el "debido amor a los padres", la pedagogía conductista o las etiquetas psicopatológicas o psiquiátricas.
Fuente: http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/jlc/nanny.html
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Etiquetas: crianza, no castigos
Tomarse con calma las rabietas
lunes, 21 de julio de 2008
Miquel Àngel Alabart Que lo que pedimos y lo que se nos da no son cosas necesariamente coincidentes es un hecho que la vida se encargará de recordarnos durante todos los días que dure. Pero es desde bien pequeños que empezamos a tomar conciencia de ello. Así pues, de entrada, si creemos que nuestro hijo hace demasiadas rabietas, quizás deberíamos tratar primero de reducir factores de estrés en nuestras vidas. De todas formas, las rabietas no desaparecerán sólo por eso. También tienen la función de descargar la tensión ante situaciones cotidianas insatisfactorias. Como decíamos, hay todo un aprendizaje que hacer sobre cómo la realidad no siempre se corresponde con nuestros deseos y hay que pasar por esta fase para poder crecer. Lo único que podemos hacer, en todo caso, es acompañar a nuestros hijos en este camino. Acompañar al niño Que la rabieta sea normal no significa que no nos cueste aceptarla. Los padres también estamos bastante estresados y, además, tendemos a pensar que los niños razonan de la misma forma que nosotros, aunque no tengan más de 4 años. Creemos que deberían entender que hay cosas que, sencillamente, no pueden hacer. Pero, como hemos visto, no es así. Cuando un niño de 3 años está gritando y protestando porque no le hemos comprado esa golosina tan deseada (o, peor aún, porque no nos parece adecuado que se quiera llevar 10 paquetes de galletas del super, o que se quiera quedar en el metro cuando ya debemos bajar...) no espera un argumento, ni quiere calmarse: ¡esto es lo que nosotros queremos! Pero, como no se calma, ni con argumentos ni con nada, los más probable es que hagamos cualquier cosa, desde amenazar hasta ceder, para que pare el "numerito" (que suele ser en plena calle, en el autobús, en una tienda), con lo cual seguramente nos pondremos más tensos y no ayudaremos mucho a relajarlo. Mantener la calma Hay que decir que buena parte de las rabietas ocurren en el "peor momento". ¿Por qué? Pues seguramente porque también es el peor momento para la criatura. Si tú estás estresado, tu hijo también, y la rabieta tiene muchos puntos para aparecer, incluso por las razones menos previsibles. Además, quizás nuestro estrés hace que estemos desatendiendo sus necesidades, y tarde o temprano nos lo hará saber. Todo esto puede explicar también porque nos cuesta afrontar una rabieta: ¡porque es justo lo que menos estamos dispuestos a hacer en ese momento!
(Traduccion de Lau en el foro de Criar y amar)
Es hacia el año y medio de vida, es decir, cuando comienza a formarse una cierta idea de si misma, cuando una criatura empieza a poner a prueba los límites de su "yo" (formado básicamente de deseos) y del resto del mundo. Esto, como es lógico, a menudo choca con este resto del mundo, que en principio se compone, en este orden o en otro, de madres, padres, hermanos, otros niños, arena del parque, columpios, golosinas y otros objetos de deseo que no siempre aceptan ser deseados. "Yo quiero esto que depende de ti, pero tú no me lo das". Y así, la intrépida criatura descubre la frustración. La combinación de frustración, hormonas, nervios, entorno y otros factores hace que, en determinados momentos, esta frustración explote en forma de rabieta.
No creemos necesario describir con pelos y señales una rabieta. Podemos resumir diciendo que se trata de una explosión nerviosa con abundantes estremecimientos y otros movimientos más o menos violentos, gritos y, en determinado nivel y según el carácter, golpes a otra persona, insultos y quizás el lanzamiento, más o menos afortunado, de objetos. Y que todo esto es especialmente frecuente entre los 18 meses y los 4 años, más o menos. Y que, normalmente, sucede después de que la criaturita haya hecho una demanda que sus adultos de referencia no quieren o no pueden satisfacer.
Digamoslo de entrada: estas reacciones airadas ante la frustración (a veces, tan pequeña que más bien parece una excusa para reaccionar) es lo más normal del mundo, y podemos ver incluso a personas de 30 años haciendo cosas parecidas. La diferencia está en la frecuencia y, en principio, en el contenido de la rabieta (se supone que la mayor parte de la gente adulta sabe controlar lo que hace cuando está enfadada...). Por decirlo de una forma un poco técnica, la rabieta es una conducta que suelen tener los niños pequeños y que se da como reacción a un estado emocional de rabia o frustración.
El estrés no ayuda
Pero, ¿qué hace que estos sentimientos afecten tanto, en un momento dado, a las criaturas, sobretodo en estas edades? Todo depende, como siempre, de si las necesidades básicas están cubiertas o no. No es lo mismo frustrar una necesidad real que un deseo imposible o no recomendable. Y es más, es fácil que la demanda que expresa ("¡yo quería esta chaqueta amarilla!") sea la forma que adopta otra demanda ("necesito salir a tomar el aire"). Seguramente, si intentamos estar conectados con nuestras criaturas, sabremos comprender, ante una rabieta, qué le está pasando, qué necesita realmente. En todo caso, tener las necesidades satisfechas ayuda a prevenir las rabietas, simplemente porque el niño está menos estresado.
El resultado es que el niño comprueba asombrado que su rabieta, en principio espontánea y casi sólo una reacción física, puede tener algún efecto, ya sea porque provoque atención y emoción en el adulto, ya sea porque consiga lo que estaba pidiendo. Así que muchos niños aprenden en esta edad que, en un momento dado, una buena rabieta puede tener efectos interesantes.
Antes de llegar a este lío, creemos que vale la pena volver atrás y ver qué le pasa a la criatura. Ésta hace demandas, a veces no realizables aunque no lo comprende, y a veces seguramente las hace sabiendo que no son realizables (como aquella niña que quería quedarse a dormir en la calle). Dependiendo de su estado de ánimo, de la acumulación de frustraciones y estrés y de las necesidades del momento (sueño, hambre, atención... incluso necesidad de llorar y gritar), es posible que de repente estalle en una ruidosa rabieta. ¿Qué necesita? Antes de nada, necesita sentir que aquella mezcla de emociones es válida, que no lo censuremos, que le acompañemos.
Cuando hablamos de acompañarle, nos referimos a mostrarle que le queremos, que estamos ahí, respetando su proceso, sin intervenir pero sin abandonarle. Esto se puede hacer quedándonos a su lado, observando con calma su comportamiento y, quizás, describiéndolo ("estás gritando mucho, parece que tienes ganas de pegarme..."). También podemos intentar poner nombre a sus sentimientos, describiendo lo que ha pasado ("querías el caramelo y mamá no te lo ha comprado, ¿verdad? Te has enfadado mucho.") o incluso tratando de ver más allá ("debes estar muy cansada" o bien "me parece que no te apetece que esté contigo"). En un primer momento, seguramente no quiere contacto físico, pero estemos atentos para cuando éste sea posible ya que un abrazo le hará saber que seguimos amándolo y, además, servirá de contención.
Pero hay también otra razón por la que no soportamos las rabietas: la presión social. Una criatura haciendo una rabieta en el metro llama, ciertamente, la atención. No todos los padres y madres estamos dispuestos a soportar cien miradas que, a nuestros ojos, pueden estar diciendo desde "qué madre con tan poca autoridad" hasta "¡que lo haga callar como sea!". Claro que, en realidad, lo que pasa es que nos enfrentamos nosotros a la contradicción entre nuestros instintos y lo que nos han inculcado desde pequeños sobre el llanto, la buena educación, las emociones, la autoridad... Hay que entender, no obstante, que ante la sobredosis de adrenalina y otras hormonas, lo que la criatura espera encontrar es, sobretodo, seguridad, contención y amor incondicional. Por tanto, intentemos mantener la serenidad y pensar que, si no hemos acostumbrado a los niños a reacciones extremas, la rabieta es tan espontánea como el hambre: de entrada no nos están tratando de manipular, sencillamente se expresan. Ante la elección entre "los espectadores" de la rabieta, que "exigen" una respuesta, o tu criatura, que necesita otra, ¿con quién te quedas?
Entender todo esto nos puede ayudar a estar más enteros ante las rabietas de los críos, ayudarles y, una vez pasada la rabieta, enseñarles otra forma de canalizar sus emociones. Podemos enseñarles maneras de hacerlo, como que tu hija diga: "estoy muy enfadada contigo" en vez de darte un golpe o sencillamente poner nombre a la verdadera necesidad del momento: "me parece que tienes mucho sueño". Y también explicarles, si es posible, cómo ante una frustración puede haber elementos de "esperanza": "ahora no compramos golosinas porque ya has comido un caramelo, pero recuerda que para cenar haremos macedonia". Claro que no es la golosina que él quería, pero es que la vida es así: a menudo no es cómo la esperábamos, pero puede ser igualmente sorprendente y, al final, quizás acabemos riendo. Si, de vez en cuando, nos los recordamos nosotros mismos y se lo transmitimos a nuestros hijos "por contagio", no deja de ser una sana lección de vida... que termina por aprenderse después de muchas rabietas.
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Etiquetas: 2 años, no castigos, primera infancia
¿¿Como funciona el cerebro de los bebes??
viernes, 18 de julio de 2008
En el foro de Criando Creando me encontre el enlace a este excelente documental sobre el cerebro de los bebes. Es largo, pero vale mucho la pena, especialmente para las que tenemos hijos menores de 3 años.
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Etiquetas: apego, bebe, crianza, primera infancia
Entrevista con Laura Gutman
viernes, 11 de julio de 2008
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Educar con inteligencia emocional
Incluso el CI no es algo fijo e invariable, ni siquiera en la misma persona. Se sabe que el CI puede variar considerablemente según diversos factores, entre los que se encuentra el estado emocional de la persona. Al fin y al cabo el CI no es más que un puntaje que mide en un momento dado la capacidades del sujeto para el manejo de abstracciones mentales (palabras, números, conceptos). Lo que no nos dice del sujeto son sus capacidades de motivación, imaginación, liderazgo, creatividad, ni el talento artístico.
Un CI elevado no es garantía de felicidad y éxito. El ingrediente indispensable para ello es un alto nivel de inteligencia emocional. La inteligencia emocional la podríamos definir como la capacidad para reconocer, expresar y gestionar las propias emociones, superar las adversidades, escoger tú propia vida y relacionarse en armonía con los demás. ¡Casi nada!
Se empieza a educar con inteligencia emocional desde la misma gestación. Los bebés y niños aprenden de la personas que tienen un papel importante en su vida y por lo tanto es una gran oportunidad y una gran responsabilidad la que tenemos para con ellos. De nosotros depende su felicidad actual y futura. De nosotros depende que su inteligencia emocional florezca y les permita realizarse plenamente como seres humanos. Somos espejos donde los niños se miran continuamente y de lo que vean dependerá su autovaloración, su autoestima y su sentimiento de ser amado.
Somos los adultos los especialistas en impedirlo.
www.ara-terapia.com
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Etiquetas: crianza, Enrique Blay
¿Por qué utilizar pañales de tela??
miércoles, 9 de julio de 2008
2. El medio ambiente.- Pocas veces tendremos a nuestro alcance la posibilidad de hacer algo tan representativo para nuestro entorno. Los pañales desechables dejan aproximadamente unos 2.700 kilogramos de desechos no biodegradables (sin considerar los desperdicios generados al fabricarlos) por niño. Compáralo con los pocos pañales de tela que vas a usar. Según el Ministerio de Economía, en España se usa una media de 124 pañales mensuales por bebé lo que, aproximadamente, equivale a un campo de fútbol lleno de pañales hasta la altura de 10 metros, cada mes. Y tardan de 200 a 500 años en descomponerse. De hecho, en algunos municipios del Reino Unido, los ayuntamientos subvencionan la compra de pañales de tela para evitarse costos de tratamiento de las basuras producidas por los pañales desechables.
En Estados Unidos, se generan 82.000 toneladas de plástico y se talan 250.000 árboles cada año para hacer pañales desechables, lo que supone tirar 18.000 millones de pañales a la basura. De todo ello, sólo el 40% es biodegradable.
3. Ahorro económico.- Consulta nuestros cálculos. Aproximadamente el ahorro es de unos 1.000 Euros. Puedes ingresarlos en una cuenta para usarlos en caso de necesidad, o simplemente aliviar el presupuesto familiar.
4. Se dejan antes los pañales.- Es un hecho que los niños y niñas que usan pañales de tela aprenden antes a controlar sus esfínteres, y con menor esfuerzo por parte de sus padres. La razón básica es que cuando mojan un pañal de tela, lo notan inmediatamente. Con los pañales desechables, es muy probable que no sepa qué está ocurriendo con su cuerpo porque no nota nada.
5. Los pañales de tela no llevan geles.- El gel de poliacrilato en los pañales es relativamente nuevo, y nadie conoce las consecuencias de su uso a largo plazo. Además, llevan muchas dioxinas. Es cierto que los de tela también llevan, pero se eliminan en los primeros lavados (incluso antes de que tu bebé los use). Los pañales superabsorbentes contienen poliacrilato de sodio. Esta substancia se suprimió de los tampones en 1985 debido a su relación con el síndrome del colapso tóxico. Muchos bebés, sobre todo los prematuros, deben usar pañales de tela porque son alérgicos a los componentes químicos de los pañales desechables.
6. Los pañales de tela son mucho más bonitos.- No sólo hay gran variedad de materiales, sino que los estampados y colores ¡son tan bonitos! Hay madres que hacen los pañales de sus hijos a juego con el vestido o el gorro que llevan.
7. Diversión para las madres.-La gran mayoría de las madres que usa pañales de tela para sus hijos adoran comprar nuevos diseños o estampados. Hay un gran mercado de pañales de segunda mano en subastas (por ejemplo, Ebay) y en foros de Internet. Debido a la gran variedad de materiales y diseños, hay presupuestos para todos los gustos.
8. Mejor colchón para las caídas de pompitas.- Los pañales de tela proporcionan un aterrizaje más confortable cuando los bebés aprenden a andar.
9. Es más fácil contar los pañales usados.- Para estar segura de que tu bebé está tomando suficiente leche, algunos médicos, en lugar de confiar en el propio bebé, recomiendan contar los pañales mojados. Es mucho más fácil contar los pañales de tela que los superabsorbentes desechables.
10. Pueden ser usados por los hermanos, regalados o vendidos.- Los pañales desechables son eso, de usar y tirar, mientras que los pañales de tela pueden ser usados hasta que físicamente se deshagan, lo cual supone muchos, muchos usos. En Ebay hay un mercado muy interesante de pañales de segunda mano. Algunos pañales, además, mejoran tras muchos lavados porque se vuelven más absorbentes.
11. Das soporte a muchas madres trabajadoras.- Comprando pañales de tela estarás dando soporte a muchas madres trabajadoras, ya que son quienes principalmente producen los pañales de tela. Tú decides si quieres invertir tu dinero en algo realmente ecológico, o darlo a las multinacionales.
12. El carro de la compra no se llena con pañales.- Para familias con más de un hijo que use pañales, el carro de la compra se llena enseguida con los que necesitan para una o dos semanas. Es un elemento menos a cargar cuando se compra lo necesario para la familia y algo menos de la lista de la compra.
Fuente: Crianza Natural
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Etiquetas: yeah baby
Qué significa NO antes de los 3 años?
martes, 8 de julio de 2008
Los niños menores de 3 años no entienden la palabra "no" del modo en que la mayor parte de los padres piensan que lo hacen (y un entendimiento completo de lo que la palabra "no" significa no sucede mágicamente al cumplir 3 años, sino que conlleva un proceso). "NO" es un concepto abstracto que está en directa oposición a las necesidades de los niños pequeños en cuanto a exploración de su entorno y desarrollo de su sentido de la autonomía e iniciativa.
Su hijo puede saber que usted no quiere que haga alguna cosa. Puede incluso saber que usted tendrá una reacción de enfado si lo hace. Pero en cualquier caso, no entiende porque, en la forma en que los adultos piensan que lo hace. ¿Por qué otro motivo miraría un niño a su padre antes de hacer algo que sabe que no debe hacer, sonreir, y hacerlo igualmente?
Alrededor de la edad de un año, los niños entran en la edad de "yo lo hago". Es el momento en el que desarrolla sentido de la autonomía versus duda y culpa. De los dos a los 6 años se desarrolla el sentido de iniciativa versus culpa. Esto significa que es su "deber" en el plano del desarrollo, explorar y experimentar. ¿Puede usted imaginarse lo confuso que es para un niño ser castigado por algo que está programado para hacer? Se enfrentan con un dilema real (a nivel subconsciente): ¿obedezco a mi padre o a mi instinto biologico de desarrollar mi autonomia e iniciativa explorando y experimentando en mi mundo?
Que esto sean etapas del desarrollo no quiere decir que a un niño deba permitirsele hace cualquier cosa que se le ocurra. Pero explica porque cualquier metodo que intente ganar cooperación debe ser amable y firme al mismo tiempo, en lugar de controlador y punitivo. Este es un momento de la vida en que la personalidad de su hijo está en formación, y usted desea que su hijo sea capaz de tomar decisiones sobre si mismo y decir "soy competente, puedo hacer intentos y cometer errores y aprender, porque soy amado y soy una buena persona". Si usted se siente tentado a enseñar a su hijo a través de la culpa, la vergüenza y el castigo, estará usted creando una situación de desanimo que será muy difícil de superar en la edad adulta.
Para ayudar a un niño pequeño a desarrollar autonomia en lugar de dudas y vergüenza, y para ayudar a un niño de 2 a 7 años a desarrollar iniciativa en lugar de culpa, intente alguno de los metodos descritos a continuación, que invitan a cooperar:
1-. Si usted está gritando, chillando o dando discursos, detengase. Todos estos métodos son irrespetuosos y animan a la aparición de dudas, vergüenza y culpa en el futuro.
2-. En lugar de decirle a su hijo lo que tiene que hacer, encuentre maneras de involucrarle en la decisión, de modo que el o ella adquiera un sentido del propio poder y autonomia. ¿Qué nos toca hacer ahora? (para niños preverbales "ahora nosotros haremos…." mostrándole amable y firmemente lo que hacer, en vez de decirselo)
3-. Sea respetuoso cuando haga peticiones: no espere que un niño haga algo "ahora mismo" cuando esta usted interrumpiendo algo que el está haciendo. Pregunte:" ¿te vendría bien hacer…..en cinco o diez minutos?" Incluso aunque a usted le parezca que un niño pequeño no puede entender lo que usted está diciendo, usted está entrenándose a si mismo para ser respetuoso con el, dándole opciones y no ordenes. Otra opción que puede usted usar es la de dar aviso: en cinco minutos tenemos que marcharnos ¿Qué es lo último que quieres hacer?
4-. Lleve con usted un pequeño temporizador: permita que su hijo le ayude a programarlo para sonar en uno dos o cinco minutos, y déjele que lleve el temporizador con el de modo que pueda estar preparado cuando el tiempo se termina.
5-. Déle una opción que requiera su colaboración: será el momento de irse cuando yo cuente hasta 20. ¿Quieres llevar mi bolso hasta el coche o prefieres llevar las llaves y ayudarme a abrirlo? O bien ¿Cuándo lleguemos a casa que haremos en primer lugar, poner la comida en la despensa o leer un cuento?
6-. Los niños preverbales pueden necesitar tan solo supervisión, distracción y reconducción: en otras palabras: menos hablar y mas acción. Con tranquilidad tome al niño de la mano y condúzcale a donde tiene-necesita ir. Muéstrele lo que si puede hacer en lugar de insistir en lo que no puede hacer.
7-. Utilice su sentido del humor: aquí viene el monstruo de las cosquillas para atacar a los niños que no escuchan.
8-. Muestrese empatico cuando su hijo llora o tiene una rabieta a causa de una frustración por su falta de habilidad. Empatia no significa rescate, significa comprensión. Déle a su hijo un abrazo y dígale: estas realmente triste ahora, yo se que tu quieres quedarte, pero es hora de irnos. Sostenga entonces a su hijo mientras llora, y déjele tener sus sentimientos antes de cambiar de actividad.
9-. Los niños son capaces de percibir cuando los padres estamos decididos a actuar y cuando no. No diga nada que no esté absolutamente seguro de llevar a cabo y sea capaz de decirlo de forma respetuosa. A continuación llevelo a cabo con dignidad y respeto, y usualmente sin palabras. De nuevo esto significa redirigir al niño enseñándole lo que si puede hacer en lugar de castigarle por hacer lo que no puede hacer.
10-. Establezca una rutina para cada acción que se repita a diario: levantarse, desayunar, ir de compras, acostarse…. Así puede usted preguntarle al niño: ¿Qué nos toca hacer ahora según el horario? Para niños mas pequeños la formula es: ahora nos toca hacer….
11-. Entienda que puede ser necesario enseñarle a un niño la misma cosa una y otra vez antes de que haya madurado lo suficiente como para comprender. Sea paciente. Minimice sus palabras y maximice sus acciones. No se tome el comportamiento del niño como algo personal y evite pensar que su hijo quiere volverla loca, o que es malo o rebelde. Continúe siendo el adulto en cualquier situación y haga lo que sea imprescindible hacer sin sentimientos de culpa o lastima.
12-. Entienda que su actitud será la que determine si su relación con su hijo será un campo de batalla o una relación calida y firme en la que su hijo pueda explorar y desarrollarse dentro de unos limites apropiados.
Su trabajo a estas edades es pensar en si mismo como en un entrenador y ayudar a su hijo a tener éxito y aprender como se hacen las cosas. También debe ser usted un observador, que trabaja en aprender quien es su hijo, una persona única. Nunca infravalore la habilidad de un niño pequeño, pero por otra parte, vigile cuidadosamente cuando introduzca nuevas oportunidades y actividades y aprenda a diferenciar aquello que le interesa a su hijo, lo que puede hacer, y lo que necesita su ayuda para aprender de usted.
La seguridad es un asunto importante a esta edad, y es tarea suya mantener a su hijo seguro sin permitir que sus miedos le desanimen. Por esta razón la supervisión es una herramienta fundamental de los padres, unida a la calidez y la firmeza, para reconducir o enseñar a su hijo. Por ejemplo, los padres pueden enseñar a un niño de dos años que no debe cruzar la calle, pero no pueden aun permitirle jugar cerca de una carretera sin supervisión, por que saben que no pueden esperar de el que sea capaz de asumir por si mismo la responsabilidad de no hacer aquello que sabe que no debe hacer. Y ¿Por qué estos mismos padres esperan que su hijo entienda perfectamente cuando ellos dicen NO?
Conocí a una madre que se preguntaba porque se habría metido ella en el asunto de ser madre. Daba la impresión de que tanto ella como su hijo estaban fuera de control. A ella no le gustaba que el no le hiciera caso, y tampoco le gustaba estar chillando todo el día y utilizando métodos punitivos ineficaces.
Acudió a una escuela de padres, centrada en padres de niños en edad preescolar. Allí aprendió cual era el comportamiento adecuado para niños de la edad del suyo. Cuando cambiaron sus expectativas sobre el niño perfecto que obedece cada una de sus órdenes, comenzó a disfrutar con la experimentación de su hijo con su iniciativa y su autonomía. En lugar de tratar de controlarlo, comenzó a guiarlo fuera de sus comportamientos inadecuados, mostrándole cosas que si podía hacer.
Se mostró sorprendida de cuanto se calmaba su hijo, cuando ella se calmaba. Los episodios de frustración ocurrían cada vez con menor frecuencia y eran resueltos con mayor rapidez, gracias a sus nuevos conocimientos.
Cuando uno comprende que los niños realmente NO ENTIENDEN la palabra NO del modo que pensamos que deben hacerlo, empieza a tener sentido utilizar la distracción, reconducción o cualquier método respetuoso de disciplina positiva.
UNA ACTIVIDAD:
La siguiente demostración le mostrará el desarrollo intelectual, y puede ayudar a los padres a comprender porque los niños no entienden algunos conceptos como la palabra NO. (CAPACIDAD DE ABSTRACCION)
1-. Fabrique dos bolas de barro del mismo tamaño, y muéstreselas a un niño de menos de 3 años. Haga ajustes poniendo o quitando barro hasta que el niño esté de acuerdo en que son del mismo tamaño. En ese momento, y en presencia del niño aplaste una de las bolas. Pregúntele si siguen siendo del mismo tamaño. El niño le dirá que no, y le dirá cual piensa que es de mayor tamaño. Un niño de cinco años será capaz de decirle que son del mismo tamaño y porque.
2-. Llene dos vasos de agua iguales, hasta la misma altura. Haga los ajustes necesarios hasta que el niño esté de acuerdo en que tienen la misma agua. Luego vierta el contenido de uno de los vasos en otro vaso largo y estrecho, y el del otro vaso en un vaso ancho y bajo. Pregúntele al niño si siguen teniendo la misma cantidad de agua. Le responderá que no, y le dirá cual tiene mas agua. Un niño de 5 años, le dirá que si, y le explicara la razón.
Fuente: Adivina cuanto te quiero
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Etiquetas: 2 años, crianza, Jane Nelsen
El control de esfinteres, por Carlos Gonzalez
viernes, 4 de julio de 2008
Un derecho humano que no suele venir en los libros, pero que sin embargo es ampliamente respetado, es el de defecar cuando nos viene en gana. Por supuesto que a veces nos pilla el apretón en un acto social o lejos de un inodoro, y nos vemos obligados a aguantarnos (y todos sabemos lo que eso cuesta). También sabemos lo que cuesta defecar cuando no se tienen ganas (el típico «ve al lavabo antes de salir, que luego no podremos»). ¿Se imagina usted que el director de una fábrica, para evitar pérdidas inútiles de tiempo, obligase a los empleados a ir al lavabo de once a once y cuarto, todos a la vez? ¿Verdad que parece, más que humillante, grotesco, que daría lugar a protestas, que saldría en la prensa?
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Etiquetas: Carlos Gonzalez, control de esfinteres
El cerebro de una madre
jueves, 3 de julio de 2008
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La ministra de España
miércoles, 2 de julio de 2008
Despues de tantos dimes y diretes, he visto el post que le pone punto final contundente (la cereza del pastel) a este asunto (o por lo menos a las opiniones que parecen ser la mayoria, desde donde yo estoy):
La ministra no tiene pouch
Bravo, Lau!!!
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Etiquetas: noticias
El papel del padre en la lactancia
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Etiquetas: Carlos Gonzalez, colecho, crianza, lactancia