La decision mas dificil (My sister's keeper)

martes, 4 de agosto de 2009

No me voy a repetir con otra entrada identica como en mi otro blog; pero les recomiendo mucho mucho MUCHO esta pelicula.

Hice allá una entrada dedicada a la pelicula y lo que me movió.


La crianza feliz: extracto (Rosa Jové)

martes, 23 de junio de 2009

Del foro de Criar y Amar (mi casa) me traigo esto (los entre parentesis inclinados son mios):
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LA CRIANZA FELIZ
Rosa Jové
ISBN: 9788497348164
Capítulo I
BASES PARA UNA CRIANZA FELIZ
Hace poco me contaron una historia: Había una vez un lobo jardinero que se dedicaba a cuidar un pequeño bosque. Un día oyó acercarse a una niña con una caperuza roja que cruzaba el bosque pisando la hierba y arrancando sus flores. Preguntada a dónde iba, le dijo que a ver a su abuelita, que estaba enferma. Para evitar males mayores, la desvió por un camino algo más largo, pero asfaltado, que bordeaba el bosque. Al poco se da cuenta de que ha debido de coger unas flores urticantes y, cruzando el bosque por el camino más rápido, llega a casa de la abuela. La abuela, en cuanto lo ve, se encierra en el armario y mientras el lobo trata de convencerla para que salga oye acercarse a la niña. —¿Qué hago? Le he pegado un susto de muerte a la abuela y ahora voy a causarle un disgusto a la niña si no la ve. Recoge el gorro de la abuela, se lo pone y piensa: «Me hago pasar por la abuela y, después de que la niña se vaya, intento calmar a la pobre mujer». La niña se acerca a la cama y nota ciertos cambios morfológicos que va preguntando, hasta que al final se da cuenta del engaño y sale corriendo. El lobo va detrás para intentar calmarla. Por el bosque merodeaba un cazador que había seguido el rastro de los gritos y al ver a un lobo a tiro no se lo piensa dos veces y dispara. El cazador contento, la niña contenta y la abuela también. Los lobos no se explican cómo ha llegado esta historia tan diferente hasta nuestros días…
Pero nosotros sí podemos hacerlo porque sabemos que quien escribe la historia siempre la cuenta a su manera: el héroe de un bando es un enemigo o traidor para el contrario. Si pasean por las estanterías de las librerías y bibliotecas (sección de educación para niños) se encontrarán con que la mayoría tienen títulos peyorativos para los niños del tipo Socorro, tengo un hijo adolescente, Pórtate bien, El pequeño dictador, Cómo sobrevivir a los hijos, Cómo evitar la tiranía en los niños…, porque los escribimos los adultos para los adultos. En ningún momento nos hemos detenido a pensar cómo se sentirían ellos. Por otra parte, el artículo 18 de nuestra Constitución (nota: en España) garantiza el derecho a la propia imagen (se tenga la edad que se tenga), y estos títulos dañan la imagen del menor.
Una señora comentaba no hace mucho en una librería de mi ciudad: «Esto, esto es lo que tengo yo: ¡un tirano en casa!», en clara alusión a su hijo adolescente y al título de un libro que allí estaba. Probablemente esa mujer lo debía de estar pasando fatal por los problemas de comunicación y comportamiento de su hijo adolescente, pero mientras pensara que éste era un tirano seguro que iba a tardar más en solucionarlos. Aquel título posiblemente hiciera que el problema se agravara porque había añadido una palabra peyorativa al concepto que la madre tenía de su hijo: a partir de aquel momento éste pasó de ser un adolescente con problemas a ser un tirano (la importancia del lenguaje, y el mundo que crea).
Imaginen que este tipo de títulos se hicieran sobre otros colectivos: Socorro, tengo una mujer emancipada, Pórtate bien, El pequeño dictador,1 Cómo sobrevivir a los inmigrantes, Cómo evitar la tiranía en tu esposa… Más de un colectivo —¡y con razón!— se habría levantado en protesta porque la imagen de todo el grupo quedaba dañada con estos títulos.
En el caso de los niños, algunos adultos incluso encuentran estos títulos graciosos. No podemos empezar a educar a los niños sin el convencimiento de que tienen los mismos derechos que nosotros (los adultos). Que son personas de pleno derecho.
Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros». Y ése debe de ser el primer paso ante cualquier actuación educativa hacia el menor: nunca menoscabar su dignidad ni sus derechos.
Este libro parte de la premisa de que educar es un camino que hay que recorrer con los hijos, al lado de los niños. ¿Cómo vamos a compartir viaje con alguien del que pensamos que nos quiere tomar el pelo o torearnos? Ese tipo de pensamientos provoca una distancia emocional entre padres e hijos. Ya no se hace el viaje con alguien, junto a alguien, sino unos delante y otros detrás; y eso en el mejor de los casos, porque hay otra opción peor, que es la de llevarlos a «rastras». Conforme esa distancia entre padres e hijos se acrecienta, cada vez es más difícil el camino de regreso.
No debemos caer en el error de ver la educación de los niños desde un solo ángulo; tenemos que darles voz, saber ponernos en su lugar. Sólo así podremos entenderlos, y la comprensión es el primer paso para solucionar un problema.
A principio de los noventa trabajaba en una escuela de mi ciudad que tenía un edificio muy antiguo y que estaba dando muchos problemas. Después de mucho pedir, construyeron uno nuevo. Semanas antes del traslado nos invitaron a ver el edificio a la comunidad de padres y profesionales del centro. La decepción fue mayúscula. Los arquitectos no habían tenido en cuenta a ninguna de las personas que iban a usar el edificio (niños, padres, maestros, profesionales…) y habían caído en errores monumentales, como poner una escalera de diseño con unas barandillas por las cuales los niños podían caerse al vacío, o situar los percheros de las clases de parvulitos a metro y medio de altura. Lo más gracioso era ver a los niños de la clase de párvulos usando los urinarios de pared: como estaban demasiado altos, se ponían a orinar apuntando hacia arriba y el pis les volvía a caer en su pantalón (a los más afortunados sólo les salpicaba los zapatos). La inauguración se retrasó y, una vez instalados, las reformas continuaron. Cuando se hace una cosa para alguien, hay que tener en cuenta a ese alguien (considerar el "todo"). Como cuando en Navidad buscas un regalo adecuado a esa persona que tanto quieres; normalmente es un buen regalo si has tenido en cuenta sus gustos, no los tuyos. Por lo tanto, si usted es de los que piensa que para educar a un niño se pueden utilizar formas de trato diferentes de las que se usan con el resto de personas (pues no las emplearía con su pareja, ni con sus amigos íntimos), como dejarles llorar, enviarles a su habitación, ignorarles, dejarles sin cenar, quitarles sus objetos más preciados durante un tiempo, levantarles la voz…,2 o si es de los que piensan que cuando un niño presenta un problema toda la culpa es de él, o que es malvado, o que le toma el pelo… Si es así, éste no es su libro (pero mejor que siga leyendo).-------------------
libroISBN=9788497348164
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Gracias, Ceci!!!!

La regla de oro de la crianza

martes, 16 de junio de 2009

La Regla de Oro de la Crianza
Por Jan Hunt
Traducido por Marcela Araiza
Fuente: Natural Child

La Regla de Oro ha probado su excelencia como guía moral desde la antigüedad. Los pensadores griegos y judíos, Confucio, Jesús y otros maestros de ética, enseñaron esta regla, la cual es llamada "de Oro" para indicar su relevancia como regla fundamental de vida. ¿Qué mejor enseñanza podemos utilizar en nuestro día a día en la crianza? Una variación de la Regla de Oro para los padres sería "Trata a tus hijos como tú quisieras ser tratado si estuvieras en su lugar". Puede ser esclarecedor aplicar esta "Regla de Oro de la Crianza" a los métodos comunes de disciplina, considerando que los esposos están en "el mismo lugar" que los niños a los que se les aplica la disciplina.

1. Castigos Físicos

La esposa derrama el café accidentalmente en el saco nuevo de su esposo. Él le pega. ¿La esposa será más cuidadosa con las pertenencias del esposo en el futuro? ¿O hará que lo arresten por violencia intrafamiliar?

2. Tiempo fuera

El esposo comienza a discutir con un amigo que está de visita. La esposa le dice "¡No es amable que discutas con tu amigo! ¡No lo permitiré! ¡Vete a sentar en tu cama una media hora!" ¿El esposo se volverá menos discutidor? ¿Lo embarazoso de la situación hará que se corrija? ¿Se sentirá con ganas de pedirle disculpas a su amigo?

3. Consecuencias

La esposa está manejando, olvidó llenar el tanque y se queda sin gasolina. Ella llama a su esposo y le pide que le traiga gasolina. Él se rehúsa, explicando que tiene que aprender de las "consecuencias naturales" para que sea más responsable. ¿La esposa se acordará de llenar el tanque cuando esté casi vacío la próxima vez? ¿O estará demasiado preocupada imaginando el divorcio como para pensar en cosas menos importantes como el mantenimiento del carro?

4. Conteo

La esposa le recuerda al esposo, quien está leyendo el periódico después de cenar, que es su turno de lavar los trastes. El murmura "Mm hmm" y sigue leyendo. La esposa dice firmemente "¡Tienes que lavar los trastes ahora! 10-9-8-7..." ¿El esposo sentirá ganas de cooperar con su esposa? ¿O pensará que se ha casado con una lunática? ¿Y se sentirá poco amado?

Todos estos métodos disciplinarios parecen ridículos cuando los vemos de esta manera. Pero la razón es que nuestra sociedad decidió en algún momento que los niños y los adultos responden a diferentes principios de conducta. Este ha sido un error muy dañino. La verdad es que los niños, como los adultos, sienten más ganas de cooperar cuando se les trata con amabilidad, respeto, entendimiento y dignidad.

El único método que tiene sentido en las relaciones humanas, ya sea con un niño o con un adulto – es el amor incondicional.

En nuestra sociedad, nos hemos hecho la pregunta equivocada. Hemos preguntado "¿Cuales reglas funcionan con los niños y cuales con los adultos?" La realidad es felizmente más sencilla: Todos los humanos se portan como se les trata. La edad no hace la diferencia. Los padres que quieren ayudar a sus niños a crecer como adultos amorosos y responsables, no pueden hacer otra cosa mejor que recordar la Regla de Oro: "Trata a tus hijos como tú quisieras ser tratado si estuvieras en su lugar." Es simple, sencillo y efectivo. Y no necesitamos estar buscando a qué edades aplica esta regla. Es lo mismo para todos.

Lo vi en el foro de Criando Creando

Boletin de Laura Gutman: Nunca es tarde

viernes, 15 de mayo de 2009

Nunca es tarde

Un día cualquiera aparece un maestro, un libro, un amigo o un pensamiento que cambia el curso de nuestras arraigadas creencias. Dentro de ese viraje personal, lo que hemos hecho con nuestros hijos ya no nos gusta. Hoy no haríamos lo mismo. Nosotros hemos cambiado. Pero lo que no podemos cambiar es el pasado.

Pues bien, llegó el momento de reconocer que ya no nos cabe en nuestro ser interior una modalidad antigua, basada en el prejuicio o el miedo. Tal vez hemos sido demasiado exigentes con nuestros niños, creyendo que hacíamos lo correcto pero alejados de nuestros sentimientos amorosos. Quizás los hemos maltratado sutilmente. Les hemos mentido y hoy son poco confiados. Hemos menospreciado sus sentimientos. Hemos exigido obediencia y nos han respondido con rebeldía. Hemos hecho oídos sordos a sus reclamos y ahora ellos no nos escuchan a nosotros.

Han pasado los años y querríamos rebobinar la vida como una película para hacer las cosas de otro modo. Pues bien, hay algo que sí es posible hacer hoy: darnos cuenta. Luego, hablar sobre ello con nuestros hijos. Incluso si tienen dos años. O cinco. O catorce. O veintiséis. O cuarenta. O sesenta años. Poco importa. Nunca es tarde. Siempre es el momento adecuado cuando humildemente generamos un acercamiento afectivo para hablar de algún descubrimiento personal, de un anhelo, de un deseo o de nuevas intenciones. Para un niño pequeño es alentador escuchar a su madre o a su padre pedirle disculpas, comprometiéndose a ofrecer mayor cuidado y atención. Para un adolescente, es una extraordinaria oportunidad, hablar con alguno de sus padres en una intimidad respetuosa nunca antes establecida entre ellos. Para un hijo o hija adultos, es una puerta abierta para formularse preguntas personales. Para un hijo maduro, es tiempo de confort y de profunda comprensión de los ciclos vitales.

Cualquier instante puede ser la ocasión perfecta para compartir el cambio que uno ha decidido asumir. No hay lección más virtuosa que compartir con los hijos el “darse cuenta” y la intención, la firme intención de devenir cada día mejores personas. Definitivamente, para un hijo es extraordinario encontrarse con la sencilla y blanda humanidad de los padres que buscan su destino, cada día.

Laura Gutman

Mimar sus alas :D

martes, 5 de mayo de 2009

Del blog alternativo:


"Todos los niños del mundo del mundo nacen con alas. Todos los niños son speciales. No importa si son índigo, cristal, arco iris o cualquier etiqueta de la New Age, todos son seres de luz.
Y las madres, a través del embarazo, parto, lactancia y crianza con apego, somos principalmente las encargadas de cuidar esas alas y no permitir que se marchiten.
La estrategia más eficaz del Sistema para someter a la población a un tipo de vida determinado ha sido cortar las alas de las propias madres para que ellas a su vez se las corten a sus hijos. Y así, inconscientemente, se reproduce todo el engranaje.
Cuando negamos sistemáticamente las necesidades y deseos infantiles para que encajen con el orden establecido les estamos cortando las alas. Las tijeras primero aparecen en la propia familia y luego externamente.
Pero los bebés y los niños están mucho más conectados que la mayoría de los adultos con su propio saber interno, con su Alma, y merecen todo nuestro respeto. Nos han hecho creer que vienen sin manual de instrucciones pero sí lo traen, en su propio idioma que podemos escuchar y atender individualmente.
No necesitamos barricadas para sanar y transformar el mundo.
La revolución de las madres se gesta dentro de cada hogar y con “tiritas” como munición. Tiritas para volver a unir los pedazos de nuestras alas y, con ellas puestas, enseñar a la nueva generación a volar: a que tengan una absoluta confianza en si mismos y en sus posibilidades ilimitadas, a que sepan que no existen obligaciones sociales por encima de sus sueños, a que nunca se desconecten de su propia Luz que es la luz del Universo y a que experimenten desde bebés lo que es el amor incondicional.
Acompañar a nuestros hijos por la vida a través de la maternidad puede ser una experiencia única de transformación personal y
alquimia social. Y sólo hace falta que mimemos sus alas…"


Sigan el link, porque tiene enlaces a varios articulos igual de claros y contundentes

Somos mamás :)

domingo, 26 de abril de 2009


Condiciones para pasar tu premio:

(Importante: esto tambien debes copiar y pegar en tu blog)
1- Mencionar quien te dió el premio
2- Mencionar algo que nunca publicarias en tu blog
3- Mencionar algo que siempre aparece en tu blog
4- Pasarselo a 5 Blogs mas, incluyendo sus nombres y links respectivos

1.- Desde que eras en embrion recibio el premio de CRECIENDO CON AMOR (gracias, amigu!!)
2.- Jamas publicaria consejos para manipular a los niños.
3.- La fuente original, jeje.... sto es un copy-paste, recopilaciones, recuerdan?
4.- Para no repetir, se lo otorgo a:

Cafe con mis amigas

Andar el camino de la maternidad

Lagrimas de cocodrilo

Recetas de marruecos

Viviendo para amar


Besos!









upss link mal hecho (fe de erratas)

En la entrada anterior, cite a mi amiga Valeria pero puse una direccion incorrecta:

http://criandoconamor-crianzaconapego(.)blogspot(.)com

la direccion correcta es:

http://creciendoconamor-crianzaconapego.blogspot.com

ya lo modifique en la entrada original

upsi perdonnn pero como la cito tanto espero que no hallan batallado ir a su blog :)

Un trabajo hormiguita

lunes, 6 de abril de 2009

Me llego esto por correo y pense subirlo para que no se me pierda. (Estoy segura que lo habia leido antes, pero no se donde. Si alguien sabe donde esta el original, les agradeceria me lo hicieran saber para enlazar y citar) .Como dice Valeria, el trabajo que hacemos como mamás, es trabajo hormiga, día a día, poco a poquito, y a veces perdemos la perspectiva.

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Madres invisibles.
Hay días en que se siente el peso cuando eres madre de familia; hay días en que todo te fastidia, como cuando estás en el teléfono y uno de los chicos entra a decirte que si lo puedes llevar a tal lado, ó que si le das esto ó aquello, como si no fuera obvio que en ese momento estás ocupada; por dentro piensas qué no ves que estoy en una llamada?, obviamente no, ni lo toman en cuenta; igual si estás cocinando, ó limpiando el piso, ó poniendo la ropa en la lavadora; parece que fueras una persona invisible; la mamá invisible.
Algunos días se siente como si fueras solo un par de manos….me arreglas esto?, me abres esto?, me atas acá?, me abotonas…? otros días me he sentido un reloj que solo da la hora….en qué canal está el Disney channel?...
Otras veces he estado segura de que estas manos que alguna vez sostuvieron libros, hicieron excelentes trabajos en la universidad, y recibieron el título universitario se han perdido entre huevos fritos, arroz y guisados, lavadoras y el volante del auto.
Una noche asistí a una reunión de amigas para dar la bienvenida a una de ellas que volvía de un viaje increíble; estaba ahí sentada y en un momento empecé a comparar mi vida con la suya y no pude dejar de compadecerme; de pronto ella se me acercó con un paquete envuelto para regalo y me dijo: te traje este libro de las mas hermosas catedrales en Europa; de repente no entendí porqué me lo había traído; llegué a mi casa, lo abrí y la dedicatoria era: 'Con gran admiración, por la grandeza de lo que estás construyendo cuando nadie lo ve.'
En los días posteriores me devoré el libro, y descubrí en él verdades que cambiaron mi vida. Nadie puede decir con certeza quienes construyeron estas magníficas catedrales, no se tiene registro de sus nombres. Estos constructores trabajaron toda su vida en una obra que nunca verían terminada; hicieron grandes esfuerzos y nunca esperaron crédito, Su pasión por el trabajo era alimentada por su fe y por la convicción de que nada escapa a la mirada de Dios.
Cuando terminé el libro, todo tuvo sentido; fue como si escuchara la voz de Dios murmurando en mi oído: 'ya ves, hijita, ningún esfuerzo ó sacrificio que haces pasa desapercibido a mis ojos, aún cuando estés realizando tus labores en soledad; ningún botón que pegues, ningún huevito revuelto que hagas es un acto demasiado pequeño para que yo no lo vea y eso me haga sonreír. Estás construyendo una gran catedral, solo que ahora no puedes ver en lo que tus esfuerzos se convertirán.'
Me ha ayudado mucho el verme a mi misma como una constructora. El autor de este libro dice que en la actualidad no se construyen este tipo de edificios porque ya no hay personas con ese espíritu de sacrificio que estén dispuestas a dar su vida en una labor que a la mejor nunca vean concluida. Cuando pienso en eso, solo deseo que cuando mi hijo invite a sus amigos a la casa, no les diga: 'te invito porque mi mamá se levanta a las seis de la mañana a hacer unos jugos deliciosos, además plancha personalmente los manteles en los que nos sirve la comida y limpia la sala y comedor', porque eso sería estarme construyendo un monumento a mí misma; no, lo que deseo desde el fondo de mi corazón es que mi hijo les diga: 'te invito a mi casa porque ahí la vas a pasar muy bien'.
Mi meta es hacer de mi casa un verdadero hogar, un lugar a donde mis hijos quieran llegar porque puedan estar felices y relajados y que por esa razón, quieran traer a sus amigos.Como madres de familia, estamos construyendo grandes catedrales; mujeres y hombres de bien; mientras laboramos no podemos estar absolutamente seguras si lo estamos haciendo bien, pero un día, es muy posible que el mundo se maraville por todo el trabajo silencioso de las 'madres invisibles'.
Dios las bendiga.

La revolucion en casa. Laura Gutman.

lunes, 16 de marzo de 2009

Traido del foro de Criar y Amar, por Valeria. Copio aqui la entrevista, pero vale mucho la pena ver el enlace pues trae un video.
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"Prefiero ser niñóloga: traigo la voz de los niños", dice Laura Gutman y allana el terreno para avanzar sobre las responsabilidades de madres y padres sin precaución de ofender. En su último libro, La revolución de las madres, Gutman apunta que casi todos los niños sufren el abandono de sus padres aunque permanezcan físicamente a su lado; que dejar llorar al bebé toda la noche hasta que se calme solito es la muerte espiritual de ese niño; que dejar de darle de mamar al bebé en el quinto mes porque el médico así lo indica, es un desatino y que la leche vacuna es mala para la salud.
Desafiar convenciones, escuchar la voz que desde el interior señala lo que es mejor para los chicos, es un rasgo de madurez necesaria, dirá Gutman, para que los padres puedan dar, nutrir y criar a sus hijos saludablemente. Y si la mirada de esta psicoterapeuta familiar resulta demasiado incómoda para algunos lectores, ella no retrocede: "No es duro lo que yo digo, dura es la vida de la gente, dura es la vida de los niños."
¿Qué es la crianza natural?
En España sobre todo está muy de moda el término crianza natural. Sería tener partos respetados, amamantar prolongadamente, comer saludablemente, permanecer con los niños mucho tiempo. Por supuesto que todas esas situaciones me parecen muy simpáticas. El problema no es tanto decirle a la mamá de qué manera tiene que criar y educar a los niños, sino tratar de entendernos los adultos, saber primero con qué recursos contamos, entender lo que necesita el niño y después tratar de ver juntos, dentro de nuestra realidad emocional, qué es lo que estamos en condiciones de ofrecer y si no qué tipo de ayuda necesitamos. Aparece otro tema muy de moda también, que es la culpa. Si para ser una madre perfecta tengo que hacer cosas que no puedo hacer, entonces tengo culpa porque no puedo y eso es una trampa.
Ud. sostiene que el problema no es que las madres trabajen, sino que cuando regresan a casa no están disponibles para los chicos...
Nosotros podemos trabajar 8 ó 10 horas, nos quedan 14 horas disponibles para estar con el niño: ahí el gran problema es la discapacidad emocional. El trabajo no es un impedimento para el vínculo amoroso, sí lo son nuestras historias pasadas complicadas, dolorosas.
Muchas madres habrán dejado de dar de mamar a sus hijos por recomendación médica, o siguieron el consejo de dejarlos llorar en su cuna creyendo que era lo mejor. ¿Qué les puede decir a quienes leen su libro y descubren que se equivocaron?
Yo trabajo para sacar a las mujeres de la infantilización de creer que el otro sabe algo que ella sabe perfectamente si se pone las manos en el corazón. Así que lo mejor es seguir nuestra intuición y seguramente nos vamos a equivocar mucho menos. Por eso no doy consejos, hay millones de maneras de criar a los niños. Lo que hicimos ya está hecho. Pero nunca es tarde. Si tenemos un niño de 5 o de 16 años, siempre es un buen momento para tener una conversación honesta.
Escuchar más lo que uno siente y menos la recomendación médica lleva a cuestionar generalizadamente a estas voces de autoridad que dicen, por ejemplo, que la leche de vaca es saludable...
Es un paradigma muy importante. Creo que la madurez emocional de un adulto es tener criterio y sentido común. Si vivimos infantilizados vamos a creer lo que nos diga cualquiera. En el fondo, en temas de nutrición o de crianza, lo que nos diga el médico o lo que nos diga el almacenero es igual, porque sobre crianza puedo asegurar que no han visto ninguna materia. Entonces se trata de ver dónde delegamos autoridad. Las mujeres, lamentablemente, nos sentimos muy frágiles y muy infantilizadas, entonces creemos lo que nos dice cualquiera.
¿Por qué cree que seguimos pensando que la leche de vaca es muy saludable?
No hay ninguna especie de mamífero que tome leche de otra especie después del período de lactancia. Durante siglos la especie humana fue amamantada por su madre hasta que estuvo en condiciones de ingerir alimento sólido y solamente en los últimos 50 años, en la sociedad occidental, los bebés empezaron a tomar leche de vaca maternizada: es obvio que esto ha sido el marketing. Y hoy estos son los paradigmas, todos creemos que la leche de vaca es buenísima. La realidad es que la leche de vaca es tóxica. Basta simplemente con observar a nuestros hijos que están todo el tiempo con mocos, otitis, angina, bronquiolitis y espasmos: una sola semana que cualquiera de nosotros esté dispuesto a sacarle completamente los lácteos, el harina blanca y el azúcar blanco y vamos a ver que al niño le desaparecen los mocos. Pero los canales infantiles están llenos de publicidad de lácteos, así que eso está metido con todo el poder del dinero de las multinacionales. Nadie tiene por qué creerme, pero pueden hacer la prueba.
Ud describe la relación entre la madre y el bebe durante el pauperio como una díada ¿qué lugar hay para el padre en este período?
Todos los lugares, eso va a depender de los acuerdos tácitos de cada pareja. Hay hombres que están muy incluidos dentro de los vericuetos emocionales de una mujer. Creo que en las parejas el mejor rol posible para un varón sería el de apoyar, sostener, amparar y proteger a la díada madre – bebé. Solamente un hombre infantil siente que se queda afuera, cuando cree que él solamente está para recibir atención de su mujer. Justamente, en este libro hablo de la dificultad que tenemos los adultos para dar.
¿Cuál es la consecuencia del no dar?
Que quienes se quedan sin recibir son los bebés y niños pequeños, que son los únicos que merecen recibir. Un niño no satisfecho en sus necesidades básicas, es un niño que luego va a necesitar más y va a ir pidiendo desplazadamente. Va a agredir, va a gritar o va a estar desesperado o se va a intoxicar y devenir adicto porque va a querer introducir sustancias desesperadamente, puede ser azúcar, jueguitos, televisión, computadora, después será alcohol y cocaína, no importa la sustancia. El grado de desesperación por recibir amor materno es algo que va a ir creciendo con el tiempo. Luego se va a convertir en un adulto siempre necesitado de recibir, es decir, egoísta y muy imposibilitado de dar.
¿Cree que este mismo abordaje puede hacerse en el caso de familias atravesadas por la pobreza?
La pobreza económica es un problema, siempre es mejor no ser pobre, pero la pobreza espiritual es mucho peor. Deseos de amar y ser amados tenemos todos. Al niño no le importa si nació en un palacio o en una villa miseria, mientras esté en el pecho materno, está en un paraíso. El problema no es que una madre no tenga recursos económicos, el problema es cómo la podemos ayudar para que tenga recursos emocionales para permanecer con ese niño.
¿Por qué el amor es la respuesta a problemas como la anorexia, la bulimia o la violencia?
El amor primario. Es la experiencia de haber atendido a miles de madres y padres desesperados porque pareciera que criar a un niño es demasiado difícil. En este sentido soy realista, tengo esperanza, pero creo que la cosa viene difícil porque estamos cada vez más solos, porque no hay ni familia, ni comunidad, ni tribu que ampare a las mujeres, porque la maternidad ha caído en desuso como valor y ¿qué otra cosa más importante tenemos que no sea crear a los niños con amor para que crezcan y sean personas seguras, felices y generosas, que tengan algo para aportar al mundo? Todo lo demás: las adicciones, los problemas de violencia, las guerras en el mundo son análogas, aunque en gran escala, a las guerras que vivimos en las familias y a la necesidad de obtener más que el otro. Estoy segura de que la verdadera revolución la podemos hacer adentro de casa.

C.H.I.L.D. disorder

viernes, 13 de marzo de 2009

Publicado en el foro de Criandocreando




El desorden de la NIÑEZ
por Jan Hunt y Naomi Aldort
Después de la observación cercana de sus propios niños, con una edad combinada de 61 años, las observaciones de muchos otros niños en los E.E.U.U., Canadá, México, Israel, Grecia, Italia, suiza, Francia, Holanda, Bélgica, Inglaterra, Escocia, y las Bahamas, y numerosos informes registrados a través de la historia, los autores han determinado que un desorden del comportamiento ampliamente distribuido ha sido pasado por alto de alguna manera por los siquiatras. Han etiquetado este desorden como "LA NIÑEZ".
Tal y como " ADD" , " ADHD" , y "Síndrome de Asperger" , LA NIÑEZ (*) No está basada en ninguna evidencia médica ni prueba cualesquiera, sin embargo puede ser un diagnostico útil para los profesionales de salud mental, los administradores de escuelas, y los padres.
Síntomas
Etapa 1:
llora cuando se le deja solo en la noche
llora cuando lo ponen en el asiento de coche
llora al ponerle pañal o cambiarle de ropa
llora cuando le hieren
Siestas muy largas, o no hace suficientes siestas
aprender a ir al baño es un proceso dificil
poca coordinación de mano-ojo
necio cuando está dentando
se enoja durante épocas de tensión familiar
babea
Etapa 2:
Hace rabietas cuando está frustrado
habla palabras incoherentes
se sube a áreas peligrosas
toma caminos caminos sin ver
necio cuando tiene hambre
insiste en el vaso preferido durante las comidas
rechaza todos los vegetales
necio después de que papá regresa de viaje
necio después de un cambio (movimiento)
necio después del nacimiento de un hermano
Torpeza, frecuentes caídas y derrames
Continúa con el comportamiento indeseado incluso cuando se le dice que no
El castigo no funciona
Etapa 3:
movimientos inesperados y repentinos
miedos irracionales que no responden a la lógica
ruidos divertidos, chillidos repentinos, risa inadecuada
habla con las muñecas y los animales de peluche
puede tener amigos imaginarios
inquieto cuando está aburrido
incapaz de quedarse quieto
carreras y subidas (anda de alla para aca)
insiste en usar la ropa preferida
no viene pronto cuando es llamado
cuenta bromas tontas
avergüenza a sus padres en público
interrumpe cuando los padres están en el teléfono
es gruñón cuando está cansado
se enoja cuando pierde en un juego
se demora cuando se le apresura
pelea con sus hermanos
insiste en hacer las cosas a su manera
el castigo no funciona
Etapa 4:
prefiere el jugar a hacer la tareas
tartamudea cuando está nervioso
no escucha razónes
selectivamente olvidadizo
habla en exceso o no habla lo suficiente
ignora las preguntas directas
de repente se comporta enérgico
comportamiento egocéntrico, egocéntrico
te ignora cuando los padres le dan sermones
es hosco cuando no se confia en el
olvida decir "por favor" y " gracias" a pesar de recordárselo cada vez
es enojón cuando está enfermo
se resiste a la enseñanza estructurada; prefiere su propia manera de aprender
el castigo no funciona
Etiología
Las causas de este desorden no están todavía claras, pero los autores sospechan que la causa primaria es el nacimiento prematuro, es decir nacimiento antes de la edad 20 (años). Esto es probablemente inevitable, pues una gestación de 20 años sería agotadora para la hembra humana.
Prevención
Este desorden no es prevenible; parece ser universal entre poblaciones de la baja edad. Sin embargo, hay varios acercamientos que pueden reducir al mínimo dificultades del comportamiento:
el colecho
el ser cargado en los primeros años
amamantarle y destetarle cuando el niño lo quiera
contacto visual
contacto fisico suave, abrazos y besos
escucharle con respeto
atención exclusiva
validación de sus sentimientos
empatía
confianza
evitar el castigo
aprendizaje natural
Pronóstico
El pronóstico es excelente, pues este desorden se desaparece en un cierto plazo, siempre y cuando las medidas preventivas enumeradas arriba se lleven a cabo. Los medicamentos no se recomiendan.
"Mientras que la gente inteligente pueda a menudo simplificar lo complejo, un tonto es más probable que complique lo simple." - Dr. Gerald Grumet (*) conveniente, Hyped, desorden imaginario de la edad baja

Feliz dia de la Mujer!!!

domingo, 8 de marzo de 2009

imagen tomada de el blog alternativo
Estaba buscando una imagen para acompañar a la felicitacion del dia de la mujer, y me encuentro esta que resume totalmente lo que pienso: todos los dias deberian ser dia de la mujer.... como dijo Barack Obama, nosotros hacemos todo lo que ellos hacen ( y mas, en ocasiones tantisimo mas) pero en tacones (y luciendo fabulosas, agregaria yo ;) )
FELICIDADES A TODAS NOSOTRAS, pero muy especialmente a las mujeres maravillosas que hay en mi vida.

Los limites.... (L. Gutman)

jueves, 22 de enero de 2009



Otro articulo de L.Gutman =)



¿Los niños necesitan límites o presencia materna?


Solemos determinar que un niño “no tiene límites” cuando “pide” desmedidamente o cuando su movimiento constante nos distrae o nos reclama atención. Sin embargo, antes de juzgarlos y rotularlos en su comportamiento, tratemos de ponernos en su lugar, de imaginarnos en su cuerpo y en su confusión, en la imposibilidad de comunicar lo que genuinamente necesita. El niño utiliza el mismo sistema confuso de pedir “lo que puede ser escuchado” y no lo que realmente desea. Ya ha constatado que lo que molesta, siempre es prioritario en la atención de los demás.

Cuando los adultos no logramos reconocer con sencillez y sentido lógico una necesidad personal, tampoco podemos comprender la necesidad específica de un niño, y menos aún si está formulada en el plano equivocado. Sin darnos cuenta, pedimos lo que creemos que será escuchado y no lo que realmente necesitamos. A este fenómeno tan frecuente y utilizado por todos nosotros, lo denomino: “pedido desplazado”.

Por ejemplo: las mujeres necesitamos que nuestro esposo nos abrace y nos diga cuánto nos ama. Sin embargo en lugar de explicitar nuestra necesidad afectiva, le rogamos que se ocupe de cambiar al bebé. Cuando un deseo es expresado a través de otro deseo, aparece el malentendido. Inconscientemente solicitamos algo diferente de lo que necesitábamos, por lo tanto no obtenemos lo deseado, y así nos sentimos incomprendidas, desvalorizadas y enfadadas. En el plano emocional, cuando no sabemos lo que nos pasa o no lo podemos explicar, obviamente nada ni nadie logran satisfacernos.

En relación a los niños, esta situación es tan corriente que la vida cotidiana se convierte en “un campo de batalla”. Levantarse para ir a la escuela, comer, bañarse, ir de compras, hacer la tarea, llegar o irse de algún lugar, ir a un restaurante en familia; todo parece ser “un gran malentendido” donde todos terminamos molestos. Y hemos encontrado un rótulo muy de moda aplicable a casi cualquier niño y a casi cualquier situación: “a este niño le faltan límites”

El tema de los límites -como se lo entiende vulgarmente- es un problema falso, ya que no se vincula con la autoridad o la firmeza con que decimos no. Al contrario, se resolvería fácilmente si fuésemos capaces de acordar entre el deseo de uno y el deseo del otro con sentido lógico para ambos. Y para ello se necesita capacidad de escucha, una cierta dosis de generosidad, reconocimiento de las propias necesidades, y luego la comunicación verbal que legitime y establezca lo que estamos en condiciones de respetar sobre el acuerdo pactado.

Nos preguntamos cómo hacer para que nuestros niños se comporten bien, sean amables y educados y puedan vivir según las reglas de nuestra sociedad. Sin embargo, estos “resultados” no dependen tanto de nuestros consejos, -y mucho menos de nuestro autoritarismo- sino de lo que podemos comunicar genuinamente. Para ello se requiere un trabajo de introspección permanente. No puedo contar qué me sucede si no sé qué me pasa de verdad. Luego, es necesario saber lo que le pasa al niño. Y sólo después será posible llegar a acuerdos basados en el conocimiento y la aceptación de lo que nos pasa a ambos. Si queremos niños dóciles y comprensivos, tendremos que entrenarnos en la dulzura hacia ellos y hacia nosotros mismos.

Por otra parte, ir en busca del pedido original del niño, requiere un conocimiento genuino sobre las necesidades básicas de los más pequeños. Los adultos consideramos con frecuencia que “ya son demasiado grandes para...” Invariablemente deberían lograr algo que aún les resulta inalcanzable como habilidad: jugar solos, no chuparse el dedo, permanecer en las fiestas de cumpleaños sin nuestra presencia, dejar el biberón, no interrumpir cuando los grandes conversan, quedarse quietos, estudiar solos, no mirar la tele, no molestar, etc.

Pero lo verdaderamente complejo, es que la presencia comprometida de los padres es escasa. Cuando los niños “no tienen límites, piden desmedidamente o no se conforman con nada”, están reclamando desplazadamente presencia física y también compromiso emocional. De hecho, cuanto más insatisfechos estén los niños, más reclaman, menos los toleramos y más los adultos los echamos de casa porque nos desgastan. Los enviamos a pasar largas jornadas en las escuelas, fines de semana en casa de los abuelos, múltiples actividades extra escolares…ahondando la desconexión y el abismo que nos separa.

Un niño que nos exaspera es simplemente un niño necesitado.

Por eso el tema de los límites es un problema falso. Cuando hablamos de límites, hay que considerar nuestras capacidades de comunicación y de franqueza con la que nos dirigimos a nuestros hijos.

Esto no significa que debamos soportar la tiranía de caprichos absurdos. Al contrario, el niño no es libre de hacer cualquier cosa, pero nosotros tampoco. Se trata de preguntar al niño qué necesita, en qué lo podemos ayudar, y se trata de relatar también qué nos sucede a nosotros los adultos y qué estamos en condiciones de ofrecer. Luego, haremos algunos acuerdos posibles. Así de fácil.


Fuente: Laura Gutman

Siempre hay algo detras de un berrinche....

Articulo de Laura Gutman.
Imaginemos una escena: Una mujer espera ansiosa a su marido, deseosa y necesitada de que su esposo la abrace y converse con ella. Pero sabe que este hombre no suele ser afectuoso corporalmente. Por lo tanto hace ya mucho tiempo que la mujer en cuestión no se lo pide, aunque crece su frustración, enojo y soledad. Cuando el marido le solicita algo, por ejemplo, que le traiga un café a la cama; ésta estalla a través de gritos llenos de rencor y desesperación.
Imaginemos que este hombre solicita una consulta médica porque su mujer hace rabietas sin motivos. O que se junta con sus amigos para contarles que su mujer está loca y que hace rabietas a repetición y no hay forma de hacerla entrar en razones. ¿Nos resulta graciosa la imagen? ¿Tal vez algo ridícula?
Ahora traslademos por un instante esta situación imaginada a la realidad emocional de un niño pequeño. Un niño cualquiera que no sabe cómo pedir lo que necesita, porque lo ha intentado con magros resultados. Ha pedido brazos, mirada, o sencillamente presencia. Pero se le ha hecho saber que su pedido era desmedido o fuera de lugar.
Ese niño a veces enloquece en su desesperación por satisfacer alguna necesidad básica, posiblemente no comprendida por el adulto. Entonces grita, hace berrinches, da patadas, se tira al suelo, llora, se tapa los oídos, tose, vomita; en fin, nos ofrece un espectáculo atroz, sobre todo cuando nos sucede en la fila para entrar a ver un espectáculo de títeres, o durante un almuerzo familiar con tíos, suegros y padrinos como testigos. No es necesario aclarar que nos inunda una imperiosa necesidad de desaparecer de la faz de la tierra en ese preciso instante. Y si fuera posible, también devolveríamos a ese niñito no sabemos bien dónde ni a quién.
Hasta aquí, todas las madres y los padres sabemos de qué estamos hablando. ¿Qué hacer? Tenemos dos opciones:
Uno) Ponernos de acuerdo entre los adultos, asegurando que los niños están imposibles, que las rabietas se les pasarán cuando crezcan y que lo mejor es no darles importancia; o
Dos) Interesarnos en comprender qué le pasa al niño. Para esta última decisión, será menester “rebobinar la película”, y averiguar especialmente qué le estuvo pasando al niño ANTES de la famosa y estruendosa rabieta.
En la mayoría de los casos, hubo pedidos genuinos, respecto a la necesidad de ser mirados, a los pedidos de introspección, de desaceleración de ritmos familiares, a la necesidad de contacto, de escucha, de acercamiento a sus mundos internos. Claro, que todo esto pertenece al universo sutil de los sentimientos, que en principio es “invisible a los ojos”.
El problema es que cuando los adultos no logramos reconocer con sencillez y sentido lógico una necesidad personal, tampoco podemos comprender la necesidad específica del otro, y menos aún si está formulada en el plano equivocado. Generalmente, sin darnos cuenta, pedimos lo que creemos que será escuchado y no lo que realmente necesitamos. A este fenómeno tan frecuente y utilizado por todos nosotros, lo llamaremos “pedido desplazado”. Así las cosas, si sé de antemano que una necesidad no tiene posibilidades de ser escuchada, la voy a expresar a través de otro deseo “escuchable”. Pero así es como se instala el malentendido.
En relación a los niños esta situación es tan corriente que la vida cotidiana se convierte en “un campo de batalla”. Levantarse para ir a la escuela, comer, bañarse, ir de compras, hacer la tarea, llegar o irse de algún lugar, ir a un restaurante en familia, todo parece ser “una lucha” no se sabe muy bien contra quién. Y hemos encontrado un rótulo muy de moda aplicable a casi cualquier situación: “a este niño le faltan límites”, “es un niño caprichoso” o “con sus rabietas no conseguirá nada bueno”.
Si nos enfrascamos en estas creencias, es poco lo que podremos hacer para ayudar al niño a expresarse y encausar su necesidad hacia una resolución posible y para que los adultos podamos compartir momentos felices con los niños, fuera del estrés de quedar atrapados en el circuito de las imparables rabietas. Para ello, puede resultarnos muy útil ponernos en el lugar de los niños. Imaginarnos en sus cuerpos y en su confusión, en la imposibilidad de comunicar lo que genuinamente les pasa ya que frecuentemente piden “lo que puede ser escuchado”, por lo tanto, los adultos no logramos llegar hasta la necesidad real.
Esto no significa que los adultos tenemos la obligación de “hacer todo lo que al niño se le antoje” ni responder ciegamente a pedidos incomprensibles. Lo que sí tenemos la obligación de hacer, es enterarnos. Ayudarlo a comprender qué necesita. Conversar. Dialogar. Transmitir al niño lo que a nosotros, los adultos, también nos pasa. Y darnos cuenta que tenemos que llegar a algún tipo de acuerdo donde los deseos de unos y otros puedan coexistir.
Si somos capaces de generar espacios de intercambio con el niño pequeño, constataremos que las rabietas desaparecerán. Porque el niño se sentirá escuchado y tenido en cuenta, independientemente si “eso” que deseaba podrá ser o no satisfecho. La prioridad reside en haber sido comprendido por el adulto amado. Dentro de esa relación abierta, de confianza y diálogo, el niño puede pedir lo que quiera, también puede recibir un “no” explicado con sencillez, relacionado con la capacidad o limitación del adulto. De ese modo todos accedemos y compartimos la realidad emocional de todos. Nadie queda excluido. Y ya no será imprescindible comprar un caramelo o vestirse a tiempo. Ninguna situación exigente para el niño devendrá imposible de asumir, porque el niño no estará solo. Sabrá que haga lo que haga, o necesite lo que necesite, los padres estarán cerca para comprenderlo, y encontrar juntos maneras posibles de satisfacerlo.
Esta manera de encarar el “problema de las rabietas” trae consigo otra ventaja: los niños podrán acceder a la realidad de los adultos, interesándose por sus padres y haciendo esfuerzos por comprender el mundo de las personas grandes. Esto les amplía la percepción del mundo, se vuelven niños curiosos y deseosos de saber más, comprender más, y de participar en el intercambio emocional.
Fuente: Laura Gutman

Maternar y Trabajar (Laura Gutman)

miércoles, 7 de enero de 2009

Boletin de Enero de Laura Gutman.
¿A que quita muchas justificaciones?
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Solemos creer que maternidad y trabajo son incompatibles. Sin embargo no importa si trabajamos o no. Importa saber si logramos fundirnos en las necesidades de los niños pequeños en relación al contacto corporal, el cobijo, la lactancia, los brazos disponibles, la mirada, la quietud y la presencia durante las horas que sí estamos en casa, incluyendo la noche. Siempre es posible seguir trabajando, si es nuestro deseo o nuestra necesidad, sin que el niño tenga que pagar los precios del abandono emocional. Con frecuencia utilizamos el trabajo como refugio y excusa perfecta para no someternos al vínculo fusional con los hijos. En cambio otras veces nos lanzamos a ese misterioso universo sin tiempo y sin bordes que es el contacto corporal permanente con los niños pequeños, sabiendo que esa hazaña es invisible a ojos de los demás, y que en ese territorio no recibiremos reconocimiento ni apoyo.

El problema no es el trabajo. El problema es la vuelta a casa. Pensemos cuántos minutos por día le dedicamos -de verdad- a la satisfacción pura de nuestros hijos traducida en piel, olor, leche, fluidos, abrazos y palabras llenas de sentido.

Cuando regresamos a casa, el niño que ya nos ha esperado con infinita paciencia siente que, ahora sí, ha llegado la hora de estar con mamá. A partir de ese momento merece ser resarcido, colmado de caricias, tiempo, abrazos y sonrisas y también merece recibir respuestas a sus reclamos legítimos ya que ha esperado estoicamente el regreso de su madre. Si somos capaces de delegar todo lo demás una vez que hemos regresado a casa, si comprendemos que no hay nada urgente más que nutrir a nuestro bebe de caricias y leche, entonces el trabajo no será un obstáculo para el vínculo amoroso entre la madre y el niño.

Feliz Dia de Reyes!!!!

martes, 6 de enero de 2009


A todos los niños les quiero desear un feliz dia de reyes, y a todos los papas recordarles:



Todos los niños son buenos, siempre.



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