Vale la pena reflexionar sobre lo que estamos haciendo y las consecuencias que estamos obteniendo con nuestras crianzas. La imagen es de Patricia Meteola.
Tenemos:
Niños agresivos porque han sido agredidos.
Niños beligerantes que han sido criados en una guerra de poder.
Niños desconectados que han sido criados sin contacto.
Niños inestables porque nadie les ha dado seguridad.
Niños pasivos criados delante de la televisión.
Niños limitados a los que se les han impuesto límites.
Niños sin imaginación porque nadie les ha regalado unas alas.
Niños miedosos a los que alguien les apagó la luz.
Niños que fracasan porque nadie les dice que pueden triunfar.
Niños mudos porque nadie ha escuchado lo que tenían que decir.
Niños sordos porque nadie les ha hablado en su idioma.
Queremos:
Niños criados sin agresiones, a los que no se trate como enemigos.
Niños besados y acariciados a los que amemos independientemente de qué y cómo sientan.
Niños que vayan al parque, a la playa, al bosque… y a los que dejemos volar sin rumbo preestablecido ni límite de altitud.
Niños piratas, príncipes, sapos, niños buenos y malos o ninguna de las dos cosas… niños que sean lo que quieran ser.
Niños que hablen muy bajito o muy alto, dependiendo de lo que quieran decir… y padres que escuchen.
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